domingo, 30 de enero de 2011

CORREA NO QUIERE PROHIBIR LAS CORRIDASDE TOROS EN ECUADOR


ECUADOR.- El presidente dice que el pueblo elegirá.

Correa no quiere prohibir las corridas, sino evitar la muerte de los animales.

Burladero.com

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha aclarado que su propuesta de consulta popular no busca prohibir las corridas de toros ni las peleas de gallos, sino evitar que en esos espectáculos mueran los animales.

"Es falso que se van a prohibir las corridas de toros, lo que se propone al pueblo ecuatoriano es que se manifieste sobre si quiere que se mate al toro en las corridas", dijo el mandatario en su informe semanal de labores.

Correa dijo que incluyó esta pregunta en la consulta por petición de jóvenes que se oponen a la muerte de animales en espectáculos públicos. "Yo no prohíbo nada, será el pueblo ecuatoriano el que decida", sostuvo.

miércoles, 26 de enero de 2011

¿ECUADOR ANTITAURINO?


Es verdaderamente decepcionante ver que en un país en donde lo necesario es generar fuentes de trabajo, identidad nacional y echar carnada al turismo, se está discutiendo sobre el tapete de los desentendidos, el porvenir de las corridas de toros en el Ecuador.

Dejando a un lado las posiciones de uno u otro sector y separándolo del espectáculo en sí; hay que reconocer que ha sido parte de nuestra cultura desde el momento mismo de la colonización Española.

A unos les gustara el haber sido colonizados o conquistados, a otros les molestara el hecho de sentir opresión ante el tema, pero lo cierto es que vivimos en un país que a pesar de las circunstancias, los pésimos dirigentes políticos, la pobreza, el desempleo, la Juventud desorientada, el alcoholismo, la ignorancia, los famosos accidentes de tránsito y demás “Vergonzosas virtudes” de un Ecuatoriano promedio, es un país todavía vivible y apreciable.

Tan exuberante y pintoresco, que no deja de sacarnos suspiros en cada paisaje, en cada comida y en cada ecuatoriano que a pesar de las circunstancias tercermundistas levanta la cabeza por encima de los demás honestamente y se saca el sobrero ante el mundo con el pecho lleno de orgullo de ser ecuatoriano.

Ser ecuatoriano significa venir del centro del mundo, de un país infinitamente rico en todo el sentido de la palabra, rico en tradiciones, en historia y en recursos.

Vivimos en un país que posee múltiples razas étnicas, Indios, Cholos, Mestizos, Negros, Blancos y demás, que dentro de su connotación y entorno están llenos de conocimientos distintos para aportar comúnmente al crecimiento de un país, ese es el único sentido aceptable de comunismo en mi cabeza.

O todos en el barco navegando a aguas abiertas, o todos sepultados en una isla sin salida.

Si, terminándonos el uno al otro y agotando los recursos de la isla, para enriquecer a ajenos, distantes y ambiciosos bolsillos que sin razonamiento alguno quieren llevarse por debajo del tapete el bendito porcentaje de todo.

Las corridas de toros, son tan importantes en la historia de este país, tanto como el fútbol, el ecua vóley, la pelota nacional, los pasillos, Julio Jaramillo, la música folklórica, las hermosas fiestas de pueblo, La banda mocha, la devoción religiosa, el arte de Cuenca, la identidad histórica de Cañar, entre otras.

El majestuoso Cotopaxi vigila desde su altura el tranquilo pastar de los toros de lidia, sustento vivir de los chagras de Machachi, que con su ancestral oficio de mayorales, viven con el toro y para el toro, y que una vez al año en sus fiestas populares exhiben orgullosamente en una plaza de toros su valentía y su forma de ganarse la vida a pulso de lo que les enseñaron.- Imaginémoslo por un minuto en el páramo sin el toro de lidia y sin su paseo del Chagra, seguramente miraran con tristeza la inmensidad del pedregal añorando tiempos perdidos, su caballo tampoco tendrá ya oficio y su familia seguramente migrara a la ciudad a vivir bajo un semáforo.

Pasara lo mismo en Chimborazo; Mocha, Salcedo, Latacunga, Ambato; Riobamba, Píllaro, Sangolquí, El Chaco, Cayambe; etc.

Esto no está afectando mayormente a un grupo de “Pelucones”. Afectará a quienes directamente y literalmente se amamantan del toro bravo, viven para el y por el.

Los que estamos en un tendido como aficionados, perderemos tal vez una u otra feria en este país, pero torearemos con el corazón en nuestras casas al salir de la ducha, luego nos convertiremos en “turistas taurinos” que dejaremos recursos en algún país vecino en donde si existe la libertad y estaremos acompañados de los miles de paseantes que dejaran de venir a la feria más importante de América, afectando aun a más gente del sector turístico, hotelero y gastronómico de la ciudad.

Los demás seguramente no tendrán más que una semana de aguantar borracheras callejeras en Quito, al compás de la tecno cumbia, el desorden de transito, las chivas y sus accidentados.

Habrá también que descolonizar el centro de Quito y tumbar sus Iglesias?

Tendremos después que cambiar la letra del himno a Quito?

Tumbaran la plaza de toros para hacer un redondel de transito más grande?

Se privara también al montubio de criar sus gallos de Pelea?

Se apresara a un indígena amazónico por cazar con cerbatana?

Se obligara a un shaman a dejar de pasar un Cuy para curaciones energéticas?

Se prohibirán los rodeos montubios?

Sean lógicas o no estas costumbres, merecen respeto y espacio, estamos hablando de manifestaciones culturales verdaderas.

Pretender sepáranos de lo que para nosotros es una historia, una filosofía de vida, una pasión, un modo de ver los retos y superarlos, es una verdadera Estupidez empujada por un resentimiento e irrespeto total a una “minoría” importante del país.

En mi casa se escucharon y se seguirán escuchando pasodobles a todo volumen, mis sueños personales comenzaron con una toalla en la mano dando pases al aire, a los perros, a mi madre y a mis hermanos.

Mis mas escondidas pasiones y mi verdadera voluntad esta frente a un toro bravo, yo no concibo vivir si aquello, sería como vendarme los ojos y marchitar mi forma de ver la vida y no estoy dispuesto a dejar que nadie me lo impida por mas correa apretada que lleve puesta.

Atentamente,

Andrés Morales S.



TOREROS, PROTAGONISTAS Y AFICIONADOS EN FAVOR DE LAS CORRIDAS DE TOROS EN ECUADOR


Toreros, protagonistas de la fiesta (ganaderos, subalternos, empresarios, periodistas, etc. ) y aficionados en general realizaron el pasado viernes 21 de enero una multitudinaria marcha pacífica en las principales calles de Quito (Ecuador), para manifestarse en favor de la libertad y rechazar la intención del presidente ecuatoriano Rafael Correa de prohibir las corridas de toros en Ecuador mediante un referendum.

Los manifestantes partieron de la plaza de toros de Quito hasta llegar a la Corte Constitucional en donde entregaron al Presidente de dicho organismo un petitorio, avalada por miles de firmas, para que este declare la inconstitucionalidad y no de pase a la tercera pregunta de la Consulta Popular establecida por el presidente Correa, que de ser aceptada atentaría contra la celebración de las corridas de toros en este país.

Los manifestantes, que en general dependen de la fiesta de los toros y su eliminación implicaría la pérdida de sus fuentes de trabajo, indicaron que esta es la primera pero no la única marcha que realizan en rechazo a la tercera pregunta de la consulta popular.

La PLATAFORMA TAURINA DEL PERÚ, en defensa de nuestra fiesta más ancestral y tradicional, rechaza este atentando contra la libertad de elegir de las minorías y se suma al petitorio de los manifestantes ecuatorianos en defensa de la continuidad de las corridas de toros en Ecuador.

sábado, 15 de enero de 2011

PRESIDENTA MADRILEÑA APOYA A LOS TOROS


La presidenta madrileña muestra su firme apoyo a los toros en su reunión con El Juli, Manzanares, Perera, Talavante y Cayetano.

Por el Guerra
Sol y Sombra

Un alud de fotógrafos esperaba la llegada de los toreros a la Real Casa de Correos. Con una precencia importante de medios, El Juli, José María Manzanares, Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante y Cayetano Rivera Ordóñez hicieron el paseíllo en la sede de la Comunidad de Madrid.
Se habían citado con su presidenta, Esperanza Aguirre, para expresar sus inquietudes sobre el futuro de la Fiesta, entre ellas, la redacción del próximo pliego de condiciones de Las Ventas, y agradecerle sobremanera «su firme apoyo a la Fiesta, como demostró al ser la primera en declararla Bien de Interes Cultrual (BIC)». Así lo rubricó El Juli en el libro de honor: «Con todo cariño y aprecio a la Comunidad más taurina». A lo que Aguirre respondió con un «ole» para el maestro: «Qué acertado ha estado».

En tiempos de acoso y derribo a la Tauromaquia, Aguirre defendió con torería y valor un elemento inigualable de la Cultura: «Es una joya del arte que tenemos en España. En torno al toro y al torero, se han creado obras y se han escrito páginas importantísimas. Ahí tenemos como ejemplo a Picasso, Goya o Vargas Llosa, hoy premio Nobel. Los que apreciamos el toreo estamos obligados a enaltecerlo».

Después de dar un paso de gigante al blindar la Fiesta bajo la «marca» BIC, la presidenta de la Comunidad afirmó que «si hace falta más, más se hará». Lamentó los «ataques impresentables» y se refirió al veto de Televisión Española: «Lo de TVE no tiene precedentes…» Se echó la muleta a la izquierda y fue más allá: «Si en cualquier otro país tuviesen lo que los españoles tenemos con la Fiesta Nacional, de ninguna manera consentirían que una televisión nacional prohibiera o estigmatizara al toro».

Pliego de Las Ventas

Respecto al nuevo pliego de la Monumental, las figuras manifestaron su «preocupación por la gran importancia que tiene». «Toda mejora del espectáculo es positiva —dijo Julián López—. Nos consta que la Comunidad de Madrid se involucrará». Toma el capote Cayetano: «Como en todos los campos, hay cosas mejorables… Y este apoyo de la CAM es clave. No hay que olvidar que Las Ventas siempre va a ser la referencia y que marca el rumbo del resto de de plazas».

Su defensa de la Fiesta ratificó la presidenta durante el almuerzo, al que también asistieron Ignacio González, Pedro Antonio Martín Marín y Carlos Abella. Los toreros salieron «encantados» con las palabras de la presidenta, con quien parecieron sentir más «feeling» que con Ángeles González-Sinde o Alfredo Pérez-Rubalcaba. «Ojalá hubiera más políticos y personas con su interés y afición —aseguró Perera a la salida de la comida, que se extendió unas dos horas—». ¿Noticias acerca del pliego venteño? «Todos sabemos que este año saldrá a concurso y hemos hecho saber que, aunque no nos quite el sueño, tenemos preocupación por saber qué rumbo tomará. Pero no se ha entrado en más detalles, ni canon ni nada.Nosotros estamos dispuestos a colaborar, pues Madrid debe ser el referente». Ahora los empresarios tienen previsto solicitar un encuentro con Aguirre para hablar del pliego.

Hubo tiempo para abordar más temas… Indignados por el atropello a los toros, como la prohibición en Cataluña o la puntilla de TVE, El Juli comentó sin tapujos: «Se nos ha usado como arma arrojadiza y nosotros sólo pedimos respeto para el desarrollo de este arte. No se puede dar la espalda ni cerrar los ojos ante el acoso a una Fiesta que significa gran parte de la tradición y la cultura españolas. Es un mundo al que se han acercado artistas, escritores, filósofos… Quien dé la espalda a la Fiesta da la espalda a España».

Traspaso a Cultura

También se refirieron al trasvase de Interior a Cultura. Cayetano —que lució una corbata de la CAM y a quien entregaron el libro de firmas de la exposición sobre Paquirri— explicó que siguen «trabajando en el traspaso de ministerio; los políticos tienen disposición y eso nos da moral para avanzar».

sábado, 8 de enero de 2011

LOS TOROS Y LA LIBERTAD


Por Francisco Febres Cordero

No fue el mío un alejamiento drástico, como el que exige, por ejemplo, el cigarrillo. En determinado momento y por las más diversas circunstancias, uno toma la decisión y deja de fumar. No va más. Lo que sigue es sudor, tormento, desquiciamiento ante una decisión que resultó impostergable.

Con los toros no me ocurrió así. Mi distanciamiento fue despacioso y por etapas. Un día (que tenía que ser un día de diciembre, necesariamente) decidí no ir a la corrida. ¿Y la entrada? Las entradas nunca se pierden siempre hay alguien a mano que nos salva del trance y, encima, queda muy agradecido. No fui esa vez, pero si fui otra. Tal vez esa misma temporada o tal vez la del año siguiente. Llegué a la plaza unas veces y otras no llegué.

Pero lo cierto es que, cuando llegaba, me sentía cada vez más extraño, más incómodo, más fuera de sitio, para decirlo en términos taurinos. Me molestaban el ambiente, la gente, ese esnobismo que reina en las gradas, el humo de los puros que fuman los puristas, el jerez, el coño (no el coño de nadie en particular, sino el que pronuncian los que después de pronunciar cualquier palabra, pronuncian también ¡coño!).

Fui, pues, desentendiéndome de los toros. Me fui liberando y, como en todo proceso de liberación, hubo una sensación de libertad casi exultante. Pero también un sentimiento de dolor y de nostalgia. Hubo un choque de estados anímicos. A veces, encendía la tele y ¡tac! Pescaba, cerca de la medianoche Tendido Cero, y me quedaba viendo el programa, entendiendo quizá menos de lo que podía haber entendido antes de haberme cortado la coleta de aficionado. Ahora, ya no sabía quién era tal o cual torero pero, al ver cómo toreaba, me emocionaba o me cabreaba. O si no, de pronto, abría un libro y. Bueno, así le otra biografía de Manolete y regresé a la infancia e hice el paseíllo junto a mi hermano Rafael en el patio de nuestra casa de la Floresta y dejé que él, mi hermano, fuera Manolete y yo Islero, a mucha deshonra.

La última vez que me invitaron a ver una corrida, dije que no. Que gracias, pero no. Y después, cuando me invitaron a este mismo restaurante para almorzar, luego de la corrida a la que dije que no, dije que peor; en la Casa de Damián –imaginé- se almorzará con las zetas y ya no estoy en edad de soportar aquello, ¡joder, masho!.

Así pues, he llegado a esta provecta edad en que la salud (mental y física) me ha obligado a romper con dos pasiones que en determinado momento me marcaron: el cigarrillo y los toros. Del cigarrillo, confieso que en alguna noche de trasnoche, he dado algunas pitadas. He pecado, para al día siguiente mostrar mi contrición y, sobre todo, mi propósito de enmienda. Y de los toros, reconozco que a veces, cuando nadie me ve, en oscuras y en solitario, ensayo una verónica. O entro al Internet y pongo en el Google Manolete. A veces, Manolete. Otras, Dominguín. Otras, Paco Camino.

Pero sé, soy consciente que los toros, como los cigarrillos, están ahí. Y yo puedo volver a fumar cuando me dé la gana, así como creo tener el derecho de poder volver a los toros cuando me dé la gana. Lo que no soporto, lo que no puedo imaginar sin estar al borde de la alferecía es que alguien, cualquiera que sea, me prive de la posibilidad de regresar a la plaza algún día, si es que, ¡qué carajo!, me despierto con las ganas de hacerlo y siento que la sangre se me espesa de tensión, de nervios.

No voy porque no quiero. Igual que no fumo, porque no me da la gana. Pero si alguien proscribiera la venta de tabaco, yo me fabricaría a escondidas los míos y, aunque hubiera dicho que no iba a volver a fumar jamás, fumaría con las pitadas más hondas, más profundas, un cigarrillo tras otro, aunque solo fuera por hacer un ejercicio de libertad. Si alguien proscribiera los toros, viajaría de madrugada a algún páramo y citaría a la muerte en una pelea que la sé perdida de antemano, por el solo prurito de ejercer mi libertad a sentir miedo y sentir arte y sentir bravura y sentir –también sentir- el regusto de la gloria.

¡Que no se atrevan! ¡Que no se atrevan esos Torquemadas que nos tratan de meter a todos en la cárcel de lo políticamente correcto, a decir que se cierran las plazas que existen en casi todos los pueblos y ciudades del país y que los toros quedan prohibidos! ¡Que no se atrevan porque ese mismo instante me levantaré de mi sepulcro y volveré a los toros! Y si ya no existen, me los inventaré. Y haré que José María Plaza vuelva a vestirse de corto y con él marcharé a buscar a los Chalupas perdidos para ver cómo él sigue dando esas verónicas de belleza y cadencia insólitas, que yo jalearé desde el tendido como el más necio, viejo, obsesivo aficionado que juro volver a ser si alguien osa quitarme la posibilidad de, alguna vez regresar a ser espectador de una corrida.

domingo, 2 de enero de 2011

MARIO VARGAS LLOSA Y LOS TOROS


LA FIESTA BRAVA
Por Jardinero de San Mateo
ESTO / México

MARIO VARGAS LLOSA Y LOS TOROS

Dice Carlos Marzal en su Sentimiento del Toreo, que el carácter profundo de los toros se cifra en el hecho de que poseen, más que casi ninguna otra actividad, por su naturaleza efímera e irrepetible, una esencia literaria.

Esto viene a cuento porque el comité sueco ha otorgado al nativo de Arequipa, Mario Vargas Llosa, el premio Nobel de Literatura 2010. Conocí a Mario en septiembre de 1994, cuando ofreció una conferencia en Dublín sobre James Joyce. La concurrencia quedó absorta por la narración, la captación que el maestro peruano tenía de un personaje singular de la literatura, Ulises. Luego de sus palabras conversamos largamente en una opípara cena en la que Mario nos sintetizaba lo escrito en sus Memorias, El Pez en el Agua. No se tocó el tema de los toros porque a los otros comensales les interesaba la impresionante erudición de Vargas Llosa sobre Bloomsday, narrado en la que a mi juicio es, mejor obra del siglo XX.

Pero he encontrado en la obra de Marzal que señalo, una selección de piezas escritas por toreros ilustres, intelectuales, literatos, artistas y cronistas de toros, unas letras del homenajeado, El Pregón, pronunciado en Sevilla, el 23 de abril del 2000, en el Teatro Lope de Vega, para inaugurar la Feria. Ante la imposibilidad de transcribirlo íntegro, y no pretendiendo pecar por la destrucción de la unidad literaria, ofrezco sólo algunos párrafos.

"Quienes se conduelen por la suerte del toro de lidia, no llegan a comprender que la corrida de toros, fiesta cruel, en efecto, está transida de respeto, admiración y cariño por el "mentido robador de Europa" de Góngora, y que, detrás de cada corrida, hay años de desvelo y devoción hacia el toro, y que, por eso mismo, los países que, como España y México, han mantenido viva la tradición taurina -cuyos antiquísimos orígenes se remontan a los albores de la civilización mediterránea, y que algunos hacen llegar hasta el Laberinto de Creta donde Teseo, el primer espada, dio muerte al Minotauro- son también países donde la cría del toro es mucho más que una necesidad, profesión o negocio: una vocación, un arte y una pasión.

La fiesta de los toros -un arte, una ciencia, un deporte (sic) y una ceremonia- es la única, dentro de la inmemorial cultura de los ritos sagrados de la ofrenda y el sacrificio de la que forma parte, en la que el victimario se enfrenta a la víctima sin otra defensa que su destreza y su intuición, dándole todas las ventajas a la fuerza, exponiendo su integridad y su vida. Ver en esto sólo un alarde de valor es insuficiente. En verdad, en este exponerse con apenas un trapo rojo en las manos a las astas de esa bravía montaña de cuatrocientos o quinientos kilos de nervios y músculos educada para embestir y matar, anida un resquemor ético, de hidalguía, de escrúpulo y solidaridad, una recóndita búsqueda de la paridad, de compartir el riesgo, de dar también al adversario la oportunidad de vencer. Y así ha ocurrido muchas veces, como atestigua la larga lista de toreros, peones, banderilleros y picadores heridos o muertos en las corridas y las cicatrices que, casi sin excepción, lucen los cuerpos de los oficiantes de la fiesta...

No todos tienen por qué sentir y entender los toros, como no todos los seres humanos comprenden la poesía, la música, la pintura, y gozan con ellas. Es perfectamente legítimo que así sea, puesto que el rasgo primordial de la existencia es que seamos diferentes, que a unos exalte, alegre y emocione lo que a otros aburre, desmoraliza y entristece. Entre todas las artes, acaso la más difícil de explicar racionalmente sea las corridas de toros, una fiesta que no conquista jamás, en primer término, la inteligencia y la razón, sino las emociones y sensaciones, esa facultad de percibir lo inefable, lo innominado, que fraguan la sensibilidad y la intuición, exactamente como ocurre con la poesía o la música. La literatura puede llegar a ser explicada gracias a la enseñanza y el estudio. Los toros no. El conocimiento requiere, en ellos, un terreno espiritual previamente abonado...

Las corridas de toros no tienen por qué entusiasmar a todo el mundo; ellas requieren una predisposición anímica, que sin duda tiene que ver con la tradición y la cultura del medio en que se nace y se vive, pero, acaso sobre todo, con propensiones y rasgos psicológicos y emotivos particulares de cada individuo..."

MARIO VARGAS LLOSA Y LA MONTERA DE CURRO


Vargas Llosa y la montera de Curro

- La montera de un académico de Bellas Artes de Sevilla, del Toreo como Bella Arte, ante la Academia sueca -

Por Antonio Burgos
ABC.es

Cuando uno de mis amigos aficionados a los toros supo que me habían invitado a dar el pregón de la Feria de Sevilla, exclamó: “¡Pero eso es más importante que ganar el Premio Nobel!”». Así se abría de capa Mario Vargas Llosa en el tercio de sombra del teatro Lope de Vega, cuando el 23 de abril del año 2000 comenzaba el XVIII Pregón Taurino de Sevilla. Me imagino que ese mismo amigo aficionado, no sé si de la limeña plaza del Acho o de la sevillana del Arenal, cuando supo que le habían dado el Nobel, exclamó: «¡Pero eso es casi tan importante como el pregón taurino!».

Importancia por importancia, del mismo modo que Vargas Llosa llevó el Nobel al pregón sevillano, ha llevado la verdad del toreo a su discurso ante la Academia Sueca. El discurso de la belleza de las cosas. ¿No se habla tanto de los silencios de la plaza de Sevilla? Pues cuando Mario Vargas Llosa se abrió de capa en el tercio de sombra de Estocolmo, se escuchaba ese silencio. Vargas, que tiene paladar como aficionado antiguo, desde que su abuelo Pedro lo llevaba a la plaza de Cochabamba, quiso que en su discurso del Nobel se escuchara el silencio de Sevilla. Y se llevó a la Academia Sueca el silencio torero en forma de montera: la montera de Curro Romero. ¿Cuántos silencios de Sevilla ha escuchado la montera de Curro en la esperanza del paseíllo, en las muñecas bajas de una verónica, o luego en el callejón, tras pedir la venia al usía, amorosamente guardada por Gonzalito el mozo de espadas, cuando su muleta detenía el tiempo? Vargas Llosa se llevó a Estocolmo los silencios flamencos de la montera de Curro: «¡Vamos a escuchar!». La montera de las moritas. Una montera con historia. Con coplas. Es la montera del que fue su suegro, Antonio Márquez. Aquel Belmonte Rubio por cuyo amor llevó Concha Piquer anillo sin fecha por dentro. Como Vargas ayer, yo he tenido en mis manos esa montera, y he palpado que en sus rizos como de testuz del toro de Gerión se ha depositado a lo largo de los años mucho arte, mucho tiempo detenido por las muñecas de un capote, mucho aroma de una ramita de romero. Mucha armonía. La armonía del Arte de la Tauromaquia.

La montera de Curro tenía que haber estado en el atril del Nobel cuando Vargas hacía el paseíllo en su alternativa con la eternidad de la Literatura. Vargas, ¡qué nombre más torero! Vargas, como Salomón Vargas, aquella escultura gitana de Martínez Montañés de la que Curro aprendió la perfección del capote. Vargas, como aquel Ramón Soto Vargas cuya sangre llenó de muerte la plaza de los silencios, un día de agosto. Vargas, como la Venta de La Isla donde cantaba Camarón mientras le hacían compás los grillos de los esteros. Este Vargas tan torero cumplió el sueño de la peña taurina Los Suecos de Estocolmo, la de Lars Swärd, el compadre de Curro. La montera que Curro nunca le emprestó a su compadre para que se la enseñara a los socios de la peña mientras veían una vez más el vídeo de lo de Antequera, o lo de Almería, o lo de Sevilla, la plantó Vargas Llosa en la Academia Sueca. La montera de un excelentísimo señor académico de Bellas Artes de Sevilla, del Toreo como Bella Arte, ante la Academia sueca. Y como el Nobel y el pregón, total, vienen a ser lo mismo, la montera estaba repitiendo con su silencio las palabras que dijo Vargas cuando el Nobel, digo, cuando el pregón: «Entre todas las artes, acaso la más difícil de explicar racionalmente sean las corridas de toros, una fiesta que conquista las emociones y sensaciones, esa facultad de percibir lo inefable, lo innominado, que fraguan la sensibilidad y la intuición, exactamente como ocurre con la poesía o la música».

MARIO VARGAS LLOSA SOCIO HONORÍFICO DE LA PEÑA TAURINA LOS SUECOS


ESTOCOLMO Nombramiento

Vargas Llosa, miembro honorífico de una peña taurina sueca
Efe Estocolmo

El escritor peruano Mario Vargas Llosa fue obsequiado en Estocolmo con una acuarela por parte de la Peña Taurina Los Suecos y nombrado socio honorífico de esta agrupación, tan sólo unas horas antes de que reciba de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia el Premio Nobel de Literatura.

Tras participar en el ensayo de la ceremonia en la Sala de Conciertos de la capital sueca, el literato se retiró a su hotel, donde recibió el obsequio, que agradeció sonriente.

Fue Rolf Von Essen, conocido como Rodolfo, quien le entregó la acuarela al autor de Conversación en La Catedral, en la que además se nombra "socio honorífico al ilustre escritor y aficionado a los toros D. Mario Vargas Llosa".

La Peña Taurina Los Suecos justifica este nombramiento en la "lucha continua en pro de la fiesta y para que se dé el reconocimiento que merece al arte de la tauromaquia por ser la más bella de las bellas artes".

El laureado escritor publicó en abril pasado un artículo en la prensa en el que, bajo el título de Torear y otras maldades, afirmaba que "la fiesta de los toros representa una forma de alimento espiritual y emotivo tan intenso y enriquecedor como un concierto de Beethoven, una comedia de Shakespeare o un poema de Vallejo".